No dejes que te hunda

Estamos a la espera, a que se nos curen las heridas de un pasado que ahora ha marcado el presente, de que venga alguien, ocurra algo que te haga volver a sentir esas ganas de comerte el mundo como cuando éramos niños, cuando aún no existían esas heridas.

Gritamos ayuda en silencio, escondemos el dolor, el miedo y la frustración bajo la capa que nosotros mismos nos hemos forjado, nos hemos hecho fuertes, pero a la vez más inseguros.
´´La vida se pasa volando, aprovéchala´´ son las sabias palabras que nos dicen aquellos que ya han pasado su juventud; y te das cuenta de que las cicatrices aún no cerradas del todo son las que no te dejan seguir ese consejo.
¿Y si decido olvidar aquello que me hizo daño y recibo lo que viene? Que vendrá de nuevo el dolor, pero también la alegría, tanto de las pequeñas cosas como de las grandes, las inolvidables; pero estas últimas solo llegan si las dejamos entrar.

Hay mañanas que cuesta despegarse de las sábanas cuando estás en una época difícil, tirar la toalla es lo más fácil, quedarte en casa y no ir a clase, mandarlo todo a la mierda porque ya no importa nada. Por experiencia reconozco que esa solución no te libra del problema, pero también la experiencia me ha enseñado que levantándote y haciendo un esfuerzo las cosas pueden cambiar. Puedes desconectar de ese problema atendiendo a otras cosas, sin dejarle entrar, ya quedará la noche para pensar en ello.
Sal de la cama y evita los malos pensamientos, hay un mundo fuera que está esperando a que salgas a comértelo, hay gente que puede llenarte haciendo que los problemas pasen a un segundo plano, hay vida más allá de eso que nos tiene bloqueados.

Descúbrelo y sal de la cama.

L. Vita

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